El telar de pedales se introduce en América y en el mundo Aymara desde Europa en la época colonial, junto con el ganado ovino y su lana, y junto a la rueca, usada para hilar la fibra. La velocidad de producción de este nuevo tipo de telar, permite la confección de telas de varios metros, que se podían cortar para crear ropa y prendas de uso cotidiano.
El textil andino
Originalmente, el textil andino se elaboraba en dos tipos de telares tradicionales, ambos utilizando la llamada técnica “faz de urdimbre” en la que la cara visible del textil está constituida por los hilos verticales: El de cuatro estacas -que se instala con las mencionadas estacas a ras de suelo- y el de cintura, que se fija a un soporte y a la cintura de la tejedora. Con estos telares se confeccionaban piezas de uso personal, cargadas de la simbología propia de su cosmovisión y, en el caso de las fajas, estaban destinadas a uso ceremonial. En general eran piezas complejas, que requerían tiempo para su confección y que con la introducción del telar de dos pedales, fueron quedando reservadas unicamente para usos ceremoniales.
Orígenes
El telar de pedales se introduce en América y en el mundo Aymara desde Europa en la época colonial, junto con el ganado ovino y su lana, y junto a la rueca, usada para hilar la fibra. La velocidad de producción de este nuevo tipo de telar, permite la confección de telas de varios metros, que se podían cortar para crear ropa y prendas de uso cotidiano. En un principio el telar de pedales en el mundo andino fue utilizado principalmente por los hombres para confeccionar estos paños de tela, que luego eran insumo para el corte y confección de trajes de sastrería: chaquetas, pantalones y el aksu, vestuario tradicional de las mujeres y niñas.
Poco a poco el telar de pedales, también llamado telar de lizos, se va haciendo cada vez más popular, debido a la gran rapidez con la que se puede tejer, y así las mujeres Aymara, comienzan a utilizarlo para la confección de chales y ponchos, tanto para uso propio, como para la venta.
Telar de dos pedales
El telar de pedal se compone por marcos de madera o metal, los cuales sirven para tender los hilos longitudinalmente y formar la urdimbre, pasando por los dos o cuatro lizos de forma alternada. Por su parte, los lizos van sujetos a los pedales, donde el tejedor o tejedora va controlando con sus pies para poder separar los hilos de la urdimbre y realizar el entramado.
Al trabajar con los pedales, el tejedor queda comodamente sentados y con las manos libres para poder tejer libremente, para poder arrojar con sus manos la lanzadera que guarda el hilo de trama y para apretar el tejido después de cada pasada con el peine.
Para el uso del telar, las artesanas textileras utilizan lana de alpaca hilada por ellas mismas.
En el altiplano chileno, la lana de alpaca se obtiene en Septiembre, cuando se realiza el proceso de esquila de las alpacas, que se crían y pastorean de forma familiar por las mismas artesanas. Luego del trasquilado, viene el proceso de limpia de la lana a través del escarmenado, que las artesanas Aymara llaman vichurar.
Hilados y teñidos
La lana de alpaca que se utiliza para tejer en el telar de dos y cuatro pedales, es lana torcida, y se logra hilando dos puskas – huso– de lana, que luego se juntan y tuercen para crear un hilo torcido de dos hebras, firme y resistente.
La lana se puede teñir o utilizar los tonos naturales, sin embargo en la cultura Aymara son muy valorados los colores vivos, los que se pueden teñir con hierbas y plantas locales, o bien con anilinas.
De cada tinte se pueden obtener varios tonos de color y así obtener una gama de tonos.
Para teñir con tintes naturales se usaban diferentes hierbas, como umat’ula, , siput’ulay la lamphaya, que son arbustos altoandinos, la queñoa, que es un árbol que crece en la alta cordillera, y tierras de color amarillas y rojas con presencia de diferentes óxidos minerales.
Por otra parte, también existe una tradición del teñido con anilinas, donde las artesanas también demuestran su saber y experiencia acumulada por generaciones, en la preparación, teñido y fijado de los colores de acuerdo a las técnicas transmitidas oralmente por generaciones, como es el caso de Cecilia Challapa, quien aprendió de su madre Cipriana Castro, la forma de obtener seis tonos distintos, a partir de un solo color de anilina.
En el telar de pedales se avanza rapidamente. El punto que se obtendrá en el tejido, dependerá de cómo pase el hilado por las agujas del telar. En el caso del telar de dos pedales, o de dos lizos, el punto que se obtiene es una trama fina sin dibujos, que puede quedar más o meno tupida. Por ejemplo, para tejer un poncho o ruana, es más o menos un día de tejido, y se le pueden hacer algunos calados o diseños. Estos se realizan con amarras que se van insertando en la urdimbre a medida que avanza el tejido.
Cecilia Challapa urde en su telar suficiente lana para hacer dos ponchos. En la mitad de la urdimbre deja una marca para indicar donde debe hacer una pausa en el tejido, y luego retomar. Ese espacio sin tejer serán los flecos que luego adornaran el tejido completando el conjunto.
La etapa final es desmontar la tela terminada del telar. Para esto se va desenrollando la tela y desmonta de los marcos, el tejido toma cuerpo y se acomoda para que cada hilo tome su lugar. De esta forma la tela adquiere peso必利勁 y movimiento. Finalmente la artesana da unas puntadas en la abertura para reforzarla y el nuevo poncho queda listo para su uso.