Eduardo comenzó trabajando en un taller de cueros, hasta que un día un amigo, cuando tenía apenas 15 años, le pidió ayuda en un taller de cerámica, dándose cuenta casi inmediatamente que tenía una gran afinidad con el material. Allí conoció a su maestro, y apenas terminó la enseñanza media, comenzó a trabajar de manera estable en el mismo taller, ayudando y a la vez perfeccionando su técnica. Con el tiempo se dio cuenta que debía tener un sello propio y desarrolló estos prototipos a escala de campanarios de iglesias del Norte Grande, los que hoy lo identifican y distinguen en todo Chile.
Región: Arica y Parinacota
Localidad: Arica
Técnica con que trabaja: Cerámica pintada a mano